viernes, 13 de julio de 2012

Gabardito

Gabardito de Canfranc
ENTRENOS
Gabardito (1.590 m)
Viernes, 13 de julio de 2012

Después de estar un día haciendo el zángano, obligado era echarnos al monte, y lo hacemos con ropa de correr, bastones y mochila ultra-ligera, para hacer ca-co (acrónimo de caminar correr). Elegimos una ruta ya hecha hace tiempo, o eso pensábamos, porque la vuelta viene con sorpresa...

Mañana despejada, con calor, quizá el día que más de los precedentes. El parquin habitual del Centro de Interpretación Subterránea de Villanúa ocupado con los preparativos de la 2K Collarada del domingo que... vaya tela, eso sí que es para hombres, los chicos hacemos estas otras cosas.

Collarada, Collaradeta y Espata
Diez de la mañana, salimos a la carretera, y en dirección norte, a unas decenas de metros sale una pista de tierra a mano izquierda que, para empezar, no se deja tratar de tú, se agarra y se agarra.  Menudo pedregal. Los ímpetus mañaneros se van calmando (a D.g.). Vamos tomando altura, y en un vistazo, a nuestra derecha, el Collarada, Collaradeta y la Espata juntos. Al pronto, en frente los Lecherines. Lo de las fotos... lo de las fotos no deja de ser un pretexto para ir descansando de vez en cuando, lo tengo claro.

Lecherines
Se pasa por debajo del tubo que lleva, o trae, no sé, agua a una mini central; y sigue la pista, abriéndose la vista hacia la cabecera del valle, una vista presidida por la Raca. Seguimos con curvas y más curvas, cuesta y más cuesta. Se pasa una valla para el ganado y en seguida se llega al cruce del sendero que viene del barranco de los Meses, por donde llevamos idea de volver, pero...

Fuente de los Abetazos
Pronto alcanzamos la fuente de los Abetazos, con no mucho caudal, pero fresquísima, como siempre, no defrauda. Una pareja, con la conversación de rigor... calor, eh?, de dónde venís, a dónde vais... son preguntas, las dos últimas, digo, que parecen recurrentes, pero en montaña nunca se sabe si posteriormente hay que echar mano de las respuestas... ojalá no, claro, pero vale más tenerlas.

Seguimos nuestro ascenso en busca ya de las praderas de Gabardito, que alcanzamos al cabo de algo más de una hora desde el inicio. Unos metros antes de llegar, vemos un cartel que no sé cuánto tiempo llevará ahí, pero muy poco. Indica el descenso por el barranco de Aguaré, y señala que hay clavijas y que es difícil. Bueno, de momento vamos a disfrutar del momento Gabardito, que luce una bonita primavera tardía. Buscamos y buscamos, pero no encontramos, a quién? a Heidi, Pedro y as crabetas, claro, pero no, no están, de modo que atrapamos digitalmente los alrededores y para abajo.

Al pasar de nuevo por el cartel, pensamos, bueno, difícil, difícil... tan difícil no será. Lo mejor es ir a comprobarlo, así es que cambio de planes para el regreso. Y lo que nos tememos es que este camino de bajada nos deje bastante más alejados de lo previsto. Veremos.

Cadenas y peldaños
Senda por un solitario y triste bosque, y digo lo de triste porque está seco, muy seco, y los árboles te lo van diciendo a tu paso. Pronto se da vista ya al barranco, y cambia también el piso; estamos en roquedo y, efectivamente, hay pasos un poco arriesgados, que los han solucionado con unas cadenas y peldaños. Esto era todo el peligro. Un poco más de descenso y estamos en el seno del barranco, que hay que atravesar para entrar de nuevo en el bosque, que no se abandona ya hasta el final, hasta la carretera... sí, así de crudo, pero al mismo tiempo cocido, pero de calor.

Unos cientos de metros corriendo por asfalto para alcanzar la entrada del otro barranco, el de los Meses, que es por donde teníamos previsto haber bajado, para seguir por el camino de Santiago hasta Villanúa. Pero claro, este barranco que no hemos hecho, pues eso, que habrá que hacerlo, no? La respuesta es sí, y el polígrafo dice que bueno, vas a hacer lo que te dé la gana... pues hazlo...

Fuente de la Pajeta
Te lo pone fácil, le hacemos caso y emprendemos otra subida. Es que es tan delicioso este camino, que aunque sea de subida después de haber bajado, pues nos adentramos. Se pasa por unos viveros forestales abandonados, se cruza el barranco, se zinzaguea, y se zinzaguea. Se alcanza un roquedo a mano izquierda, y en un rincón nos encontramos la Fuente de la Pajeta, que es una oquedad en la roca, por la que pasa, no siempre, agua, y que si quieres beberla lo tienes que hacer con una paja, sí, de esas de los refrescos.

Bueno, seguimos para arriba y encontramos un cruce que indica a Villanúa, y por el que siempre que hemos pasado por aquí nos hemos quedado con la copla de que había que explorarlo. Es el momento. Incómoda senda que nos lleva de nuevo a la pista por la que hemos subido por la mañana. Así es que se han terminado los descubrimientos, a partir de aquí, bajar y bajar, sin sorpresas, bajar y bajar, bajo el inclemente.

A la una y media nos deja la pista en la carretera, y al poco, de nuevo en el coche. Bueno, pues muy bien, nos refrescamos en la fuente, nos cambiamos de ropa y a casa. Una buena, calurosa, pero buena mañana. 

Siempre hay cosas nuevas que aprender. Siempre hay caminos nuevos que recorrer.


El reportaje completo de fotos, en:

https://picasaweb.google.com/chematapia/Gabardito1590M

















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