viernes, 19 de octubre de 2012

Estriviella

IXOS MONS
Estriviella (2.048 m)
Jueves, 18 de octubre de 2012



         Seguimos con nuestro empeño particular en buscar el otoño, y no cejaremos hasta encontrarlo. Hoy toca la Selva de Oza, y allá que vamos, esta vez acompañado de Jesús.

            Son las 9 de la mañana, de una mañana que no es capaz todavía de contemplar ese esplendor otoñal, pero paciencia, que no le queda mucho, es cuestión de días. Eso por la tierra. Por el aire tenemos una perturbación atmosférica espectacular, según los meteorólogos, ya que está comenzando una conjunción poco habitual, una especie de estrangulamiento de una bolsa de aire frío que se ha colado en los dominios de las corrientes cálidas inferiores, dando lugar a una atípica gota fría que invade toda la península ibérica y media Europa. Por lo que a nosotros respecta, la previsión es que vaya entrando hoy al mediodía, y nos acompañe durante los tres próximos días. Anuncian agua, mucha agua, y es lo que más necesitamos, para nuestro aire, para nuestra tierra y para nuestro subsuelo.

Castillo de Acher,
desde el barranco de Estriviella
            Vamos a tratar de aprovechar esta media jornada para subir a una de esas cumbres humildes, que ven pasar más o menos cerca, más o menos lejos, a los montañeros, pero que se quedan con las ganas de acogerlos en el herboso y suave tapiz que cubre su suelo. Estamos hablando de Estriviella.

            Ante un impertérrito Castillo de Acher, el camino se inicia detrás de la caseta de forestales de la Selva de Oza (1.140 m), por una antigua trocha de madera, cuyo suelo se ha regenerado y se hace cómoda de pisar. Las hayas, muy lentamente, van cambiando de color sus hojas, ante la atenta mirada de pinos y abetos, que van a otro ritmo. Siguiendo el camino, hay un tramo que se empina, se nota que se empina, y es para salvar un importante desnivel, que el barranco soluciona con un salto de agua, que no es mucha la que baja, y que deja ver el redondeado impacto sobre las paredes calizas que soportan su caída.

Salto de agua
            Al cabo de una hora escasa de andar, se sale del bosque y el trazado se suaviza. Estamos en un pequeño valle colgado, y vamos abrazados al cauce del barranco de Estriviella, por su margen izquierda. Es uno de los caminos para subir, por empinadas palas, a Peña Forca y sus satélites, por el N, pero como no hay indicaciones, hay que estar bien atentos a la bifurcación que hemos de tomar a la derecha, para dirigirnos al collado. Está como a un cuarto de hora de la salida del bosque, y hay que dejar el barranco a nuestra izquierda para encaramarnos por la derecha de un enorme saliente rocoso a lo que parecería ser el collado, pero que, naturalmente, no lo es todavía. Es otro valle colgado, encima del anterior, y más herboso, encima del cual sí que tenemos, muy próximo ya el collado de Estriviella.

Sarrios (foto de Jesús)
            Poca compañía de la que entendemos como tal. Sólo aire y luz. Sólo piedras y vegetación. Ya es suficiente, pero por si no lo fuera, tenemos con nosotros una numerosa familia de sarrios que ven atónitos nuestro paso y sin saber muy bien qué hacer. Somos gente de paz, pasamos con respeto y una cierta admiración. Al filo de editar esta entrada, leo que la pestivirosis o queraconjuntivitis vuelve con fuerza por nuestros valles más orientales. Es un virus que merma drásticamente la visión a estos animales, y que hace que se despeñen, habiendo reducido un 30% la población hasta el momento. Esperemos que se ataje pronto.

            Vemos viejas marcas de GR, que informándonos posteriormente sobre ello resulta ser un antiguo marcaje ordenado hacer por un montañés, montañero y montaraz, Ingeniero de Montes en los tiempos de ICONA, y que llegó a ser Presidente de nuestra Comunidad Autónoma en los albores de la descentralización territorial. Estamos hablando de D. Santiago Marraco, sí, de Casa Marraco, de Canfranc.
           
Zuriza. Mazandú y Alanos,
desde el collado de Estriviella
            En dos horas escasas de un relajado ascenso, llegamos al collado de Estriviella (2.012 m), desde donde se nos abre la vista a la vertiente W, a Zuriza, con su camping y el arranque de la carretera a Linza. Entre él y nosotros, Taxeras en el fondo del valle, y Mazandú en las faldas de la sierra de Alanos, cuyo máximo exponente lo tenemos en el extremo E, justo encima de nosotros. Es el Rincón de Alano (2.357 m), que en altura le hace la competencia a la próxima Peña Forca (2.391 m).

Rincón del Alano
            Con su permiso, subimos los escasos metros de desnivel que nos separan de la cima de Estriviella (2.048 m), que más que una cumbre parece un altiplano, una hermosa atalaya herbosa desde la que nos asomamos a esa Selva de Oza que nos vio partir hace poco más de dos horas. Vemos Guarrinza. Vemos el extraordinario valle colgado del castillo de castillos, del Castillo de Acher. Vemos la altiva cima del Midi d’Ossau, y no más allá, porque Tena está enmarronado, está sumido en una tempestad elegante, que esperemos llegue por aquí, pero no antes de que abandonemos estos lugares. Verdaderamente da miedo de verlo, y más cuanto más se acerca. Vemos también el Bisaurín y el Agüerri. Y por el N todos los montes de Ansó, los Chipetas, los Quimboas, el Sayéstico, Petraficha, Anzotiello, Gorretas, Gamuetas, Petrechema, Mesa de los Tres Reyes… todos, todos ellos. Es espectacular. Tan sólo poco más de dos mil metros y lo que da de sí.

Amenazante vista al este
            Lo que sí es espectacular, y hoy más que cualquier otra cosa, es el viento, con rachas sostenidas fortísimas, que nos obliga a agacharnos cuando nos asomamos bien al borde, que nos obliga a agacharnos para tomar fotografías y que no salgan movidas, que nos obliga a extremar las precauciones antes de realizar todo movimiento que pueda suponer el dejar suelto cualquier elemento de los que manejamos. Es verdaderamente brutal, pero no nos sentimos mal, tratamos de comprender sus razones y de animarle a que traiga esas borrascas que nos hagan salir de esta situación. Bendito sea.
Bosque de hayas

            Imposible permanecer en este lugar más de los cinco minutos necesarios para tomar una docena de fotos. Al bajar, antes del collado, encontramos un pequeño abrigo en el que echamos un bocado. Estábamos en la reserva, y con tanta emoción no nos habíamos enterado.

En la cima de Estriviella
(foto de Jesús)
            Vuelta al collado. Despedida de la vertiente Zuriza y a desandar lo andado, bajando por este primer tramo, fugaz vivienda de sarrios, que siguen mirándonos a ver cuándo nos vamos. Ya lo hacemos. Llegamos al resalte y a bajar el feo tramo vertiginoso de piedra suelta, hasta llegar al fondo del barranco. Son las doce y empieza a gotear, nuestros pasos se aceleran, trotan, corren, y nos llevan de nuevo al bosque, donde nos sentimos más resguardados, y por el que hacemos la última media hora de camino hasta llegar a la caseta forestal, en la que nos encontramos a dos viejos amigos del oficio, acompañados por otros compañeros al abrigo de las inclemencias del tiempo.

            Las predicciones han clavado lo sucedido esta mañana en este valle. Decían que entraban lluvias por la tarde, y justo al mediodía han empezado. Por los pelos nos hemos librado. Finalmente, no han llegado a cuatro las horas que hemos empleado en salvar los 1.800 metros de desnivel acumulado de esta salida de media jornada de hoy. Gracias a todos y a todo.


(foto de Jesús)

El reportaje completo de fotos, en:


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