domingo, 13 de enero de 2013

Sierra de los Ríos

ENTRENOS
Sierra de los Ríos
Sábado, 12 de enero de 2013



             Doce días de pertinaz anticiclón están haciendo descender drásticamente la cantidad y calidad de nieve, por lo que hay que buscarse otros entretenimientos. La quedada de hoy es para hacer un tramo del Camino de Santiago, concretamente el GR 65.3.3, que es el que entra en la península a través del Pirineo por el Puerto del Palo, y que pasando por Hecho se encarama a la Sierra de los Ríos para cambiar de valle y continuar por el del Veral en dirección a Berdún, donde se une ya al que baja por el río Aragón desde el Somport. Y decimos que cambia de valle porque es por donde está marcado, porque la lógica nos dice que bajando por el valle del Aragón Subordán hasta Hecho, no tiene mucho sentido el que tenga que salvar un desnivel importante para cambiar de valle, pudiendo seguir por éste mismo hasta Puente la Reina, máxime cuando en Embún se han encontrado necrópolis medievales correspondientes a momentos de repoblación en épocas de reconquista. Sin olvidarnos del antiguo Convento Mercedario del Pilar, que bien pudiera haber tenido funciones de hospital de peregrinos.

Puente medieval de Hecho
            Pero bueno, nosotros a lo nuestro. Las condiciones meteorológicas están dispuestas a cambiar; hoy entra un frente largamente anunciado, y que nos va a dejar nieve, y según dicen, bastante. Esperemos que nos respete por la mañana. El equipo de hoy los formamos Olga, Xaro, Víctor y uno mismo, que al acudir de tres lugares distintos nos obliga a realizar la logística con los vehículos. Son las diez y cuarto cuando salimos de Hecho a través del puente medieval.

            Comienza una suave pista que nos lleva a los diez minutos a la borda Cañizo, donde se convierte en senda, que va subiendo disimuladamente, pero subiendo. Son viejos caminos de monte que llevan a unas antiguas bordas que en sus tiempos eran cotizadas, por ser tierras bajas que permitían el cultivo de cereales y patatas, necesario todo ello para el consumo humano y del ganado en aquellas épocas de economía de auto abastecimiento. Son viejos caminos, decimos, y no uno sólo, sino que hay diversidad de ellos, y que obliga a estar atentos para no salirnos del nuestro, lo que no conseguimos siempre, porque las marcas no son muy recientes y porque el ir trotando impide que pongamos toda la atención.

En el collado de Chaime (foto de Víctor)
            Al cabo de tres cuartos de hora de subida, alcanzamos el collado de Chaime, a través del que damos vista ya al vecino valle del Veral, que trae las aguas del de Ansó, desde su cabecera, donde su bicefalia, los barrancos de Petrechema y Petreficha, se une en un solo cuerpo a la altura del bello paraje de Zuriza. Aquí, en el collado decimos, hay carteles que, con señales de la Comarca, indican otros destinos, pero nosotros seguiremos en pos del nuestro, por un sendero ora vestido, ora descarnado y peligroso debido a que el suelo no cuenta con sujeción por no haber vegetación ni arbolado.

Zona de bordas
            La senda nos conduce a una trocha de madera, que nos lleva a una gran explanada con restos de bordas, esas que mencionábamos y que se codiciaban en los tiempos del hambre. Desde aquí, al S, se ve el cresterío calizo que forman las foces de Biniés, y es a su parte alta a la que tenemos que salir, para lo que tenemos que seguir subiendo y bajando lomas, pero la pérdida de las señales del GR nos meten en la continuación de la trocha, con un claro descenso buscando ya el fondo del valle, y que conforme vamos bajando más claro lo vamos viendo. Son nuestros pies los que han abandonado hace rato el GR, y es nuestra cabeza la que lo empieza ya a abandonar definitivamente.

Vadeando el Veral
            Desconocemos el nombre del camino que vamos siguiendo, un camino poco mantenido y poco transitado, un camino del que, debido a su inclinación, se va apoderando las escorrentías; un camino que la naturaleza reclama como suyo y va vistiendo a su libre albedrío; un camino, decimos, que al ignorar su nombre lo bautizamos como el Aliagar del Veral. Que… vaya tela. Bordas y más bordas, o mejor dicho, sus ruinas, nos acompañan hasta un desvío evidente, donde el brusco giro al N de la trocha nos obliga a replantearnos la ruta a seguir, porque tenemos que ir al sur. Definitivamente bajamos hacia el sur, por una senda que ya ni lo es, tanto es así que aparecemos en el río. No preguntes; a descalzarse y a pasarlo si queremos salir a la carretera, que nos espera con sus en torno a 6 kilómetros de asfalto hasta Biniés.

Bajando por la
Foz de Biniés
(foto de Víctor)
            Se sale en un punto muy poco por encima del mirador de la Foz de Biniés, desde donde vemos al otro lado del río la pista a la que tendríamos que haber llegado para atravesar las foces por encima. Pero bueno, aquí estamos y hay que pasar este trago, que tampoco está mal el pasarlas por debajo.

            Vista del pueblo, vista de Biniés, con su castillo medieval recientemente reconstruido y de cuyo emplazamiento ya había noticias en el Cartulario de San Juan de la Peña, allá por el S IX.

            Bueno, pues no se han hecho unos caminos pero se han hecho otros. De modo que dos horas y media para recorrer 18,5 kilómetros y algo más de mil metros de desnivel acumulado, en una mañana que finalmente nos ha respetado y no ha cumplido sus amenazas.


El reportaje completo de fotos, en:

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