martes, 28 de mayo de 2013

Monasterios - Jaca Ultra Trail CdG Jaca

ENTRENOS
Monasterios - Jaca 

Ultra Trail CdG Jaca
Jueves, 23 de mayo de 2013




            Bueno. Tras un parón motivado por el hartazgo anterior, damos comienzo a una nueva ronda de entrenamientos. Y esta vez hemos querido simular el paso de la luz a la oscuridad, el paso del día a la noche, y sin haberlo buscado nos ha coincidido con que nuestra amiga, nuestra querida Luna está a puntito de estar pletórica. Sí, ella también se alegra de vernos corretear por estos caminos.

Monasterio Viejo de San Juan de la Peña
            Me acompaña Xaro. Nos acerca Michel hasta el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, a algo más de mitad de camino. Son casi las siete de la tarde, una tarde soleada pero ventosa, y con una temperatura pelín por debajo de lo agradable, y que va a seguir bajando hasta fundirse con la noche.

            Recorremos la pradera de San Indalecio, donde disfrutaremos de un completo avituallamiento. Bajamos por el sendero hasta una escalera metálica, que se esfuerza en vano por armonizarse en el conjunto, pero que es la solución que han preparado para dejarnos en la carretera, que en muy pocas decenas de metros nos lleva al Monasterio Viejo, que está solitario, pensativo, como meditando sobre lo que fue y lo que es, sobre el gran poderío que tuvo en antaño y el parque temático en lo que se ha convertido. Mucho respeto hay que profesar, porque mucha es la historia y mucho es el arte, mucha la tradición y mucha la naturaleza y el valor paisajístico de estos lugares.

San Caprasio y recreación de chaminera
en Santa Cruz de la Serós
            Nos metemos en el sendero que va bajando, como la tarde. Cruce de cuatro caminos y enfilamos ya hacia Santa Cruz de la Serós, que comparte paisaje, que comparte historia benedictina, avatares de los comienzos del reino, que nos han traído a lo que somos y que entre todos hemos de seguir empujando. Que me pierdo. Avituallamiento líquido. Urbanización. Cabañera, que nos lleva a una salida a la carretera, que no hacemos porque seguimos en brusco giro hacia el este, con dirección a Atarés. Media hora de pista hasta meternos en el sendero, que hacemos en diez minutos, con la vista ya puesta en la Peña Oroel.

El sol se despide de nosotros
            Salimos a la pista por la que habremos de pasar a la subida a los monasterios. Y en poco nos presentamos en Atarés. Aquí tendremos a nuestra disposición, tanto a la ida como a la vuelta, avituallamiento líquido y sólido, así como asistencia sanitaria general, y especialmente de fisioterapia y podología (ahí es ná…). Cuarenta minutos más de pista, contemplando el verde fotoshop de los campos, contemplando a nuestra espalda ese sol que a punto de irse nos regala unos guiños por entre las nubes, contemplando esa luna que viene ya a velarnos, contemplando esa imponente proa de la Peña Oroel que en ningún sitio como aquí se aprecia de ese modo. Contemplando, en definitiva, esa caía del telón que nos va a cambiar de acto, que nos hace subir por el barranco entre dos luces, y que al llegar al puerto de Oroel va a ser ya nocturno, no en vano son las diez menos cuarto, tras casi tres horas de caco.

Desafiante Peña Oroel
            Entramos en la Calzada Romana, esa que baja de Somport y que era subsidiaria de la del Puerto del Palo, y que unía el Imperio con la CaesarAugusta de entonces. Decimos de entonces porque como calzada, desde luego ahora no se gana la vida. Las aguas hacen estragos, pero para nosotros nos vale como está, aunque de noche hay que andar con mucho cuidado. Pardina Moquito y desvío hacia la solana de Oroel, que ahora más que solana es luneada, porque más presente no puede estar. De momento nos permite no encender los frontales. En hora y cincuenta minutos desde el puerto carretero, nos plantamos en el final de la pista, donde encontraremos avituallamiento líquido, sólido y líquidos calientes.

En el puerto de Oroel
            Nos metemos en el sendero. Nos metemos en el bosque. Ya no nos ampara la luna, pero nos resistimos a encender nuestras iluminarias, hasta que se hacen imprescindibles. Pasamos de largo por el desvío a la ermita de la Virgen de la Cueva, y seguimos el sendero hasta que llegamos a la ante cima. La idea era habernos llegado hasta la Cruz, pero nos lo perdonamos, el viento y el frío nos convencen de ello. En cuatro zancadas llegamos al Parador, donde nos ofrecerán líquidos calientes. Un poco de carretera y barranco de San Salvador, para desviarnos a la izquierda y subir al Polvorín, desde donde primero por pista y luego por senda, vamos en busca de nuevo de la Calzada Romana, hasta casi salir a la carretera.

Fuente de Baños, a media luz
            Continuamos cruzando el barranco de Ballatás, para tras el cruce de las Calzadas, bajar al Club de Tenis y al Gas, junto al que se encuentra la Fuente de Baños, antiguos lavaderos de Jaca, bucólico lugar que ostenta una placa como homenaje a las mujeres que tantos y tantos viajes han hecho hasta aquí con las canastas de ropa.


            Y poco más. Subida a Escolapios, donde tenemos el coche. Siete horas para hacer algo más de 36 kilómetros, en los que hemos respirado tarde, en los que hemos respirado noche. En los que hemos visto el sol y hemos visto la luna, luna llena de mayo.



El reportaje completo de fotos, en:

Y el track, en:


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2 comentarios:

  1. sin duda os acompañaron las hadas del bosque...

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    1. Sí, Cacatúa, así fue... Gracias por el comentario.

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