miércoles, 27 de febrero de 2013

Dos cordales y un valle

ENTRENOS
Rapitán, Ipas, Bergosa, Ijuez, Serés
Domingo, 24 de febrero de 2013



             Anoche frío y luna. Hoy frío y sol. Esa es la alternancia, y aunque parezca el mismo, no lo es. El monte de ayer fue el de ayer, y el de hoy será el de hoy. Sí, Rapitán, hablamos de ti. Nueve de la mañana, -4º en un perezoso termómetro, naves de Agromán. 5 a punto de salir, no todos jóvenes. Sólo lo son Víctor, Abel, Nacho y Juan. Veremos.

Campo de Jaca, desde Rapitán
(foto de Víctor)
            La idea es dar la vuelta de Rapitán, Ipas, Bergosa, Ijuez, y regreso por el Camino de Santiago. Lo dicho, veremos. Arrancamos despacio, como debe ser, y nos metemos por el sendero, que se va codeando con las lazadas E de la carretera, y que nos deja en el mirador, desde donde damos los buenos días al Campo de Jaca, todavía desperezándose. Hasta la Peña Oroel tiene legañas.

            Vuelta al fuerte, que nos da la oportunidad de asomarnos a la cara norte, para ver, o mejor dicho, intuir la cabecera del valle, que está tomada por un nuevo frente que está dejando nieve por las alturas. Continuamos. Por entre carrascas vamos pellizcando el lomo del monte, hasta llegar a dar vista al barranco que lo separa de Ipas. Lo bajamos, y sin subir al pueblo tomamos la pista que con fuerte pendiente nos lleva al collado. Poco más de una hora. Esto marcha. De aquí, hacia el W, parte el camino para la loma de Claraco, pero nosotros seguimos pegados al monte, es cara NW y se nota, aún quedan trazas de nieve, y en algunos sitios más que trazas, pero a estas horas está dura y se pasa bien.

ABergosa (foto de Víctor)
            A los diez minutos alcanzamos el arranque de la senda que nos lleva a Bergosa. La pista continúa subiendo hasta un collado que da acceso al Albarún, pero nosotros a lo nuestro. Veinte minutos de sendero con unas aliagas que nos ofrecen todo su cariño, y algún árbol cruzado, mucho menos de lo esperado, nos dejan en la parte alta de Bergosa, en una finca que están arreglando. ¡Qué gozo da ver que lo viejo vuelve a tener utilidad! ¡Qué gozo da! Bien, por un escondido camino a la derecha llegamos hasta la iglesia, o lo que queda de ella, que aún es bastante, aunque sin tejado, están los muros, incluso el ábside prácticamente enteros. Es la parroquial del pueblo, y sus orígenes datan del S XII, venerando a San Saturnino. Pero eso poco importa ahora.

Fuente de Bergosa
            Junto a ella nos encontramos con lo que jocosamente llaman el PHB, el Plan Hidrológico de Bergosa, una manguera soterrada que trae el agua desde la fuente hasta unas bordas que están más abajo, en las eras. La susodicha fuente también la vemos más arreglada, de un charco con mal acceso de hace unos años, han dejado un rincón muy cuco. Se ve que era un punto neurálgico de la población, porque también está dotada de lavadero. Y lo fue hasta 1966, año en el que se despobló definitivamente, huyendo los últimos vecinos del abandono y del olvido, pero que desde 1998 están comenzando a arreglar alguna finca, e incluso poniendo los nombres de las casas, aunque estén espaldadas. Se puede perder todo, pero no el recuerdo, pero no la identidad.

Salida al Ijuez
            Tomamos un camino evidente, pero equivocado, y nos damos cuenta tras dar unas cuantas vueltas. El bueno, el que nos tiene que bajar hasta el Ijuez ha de tomarse muy cerca de la fuente, hacia el N. Finalmente lo encontramos, y lo seguimos, ya no nos engaña. Hay tramos que parecen trincheras, de lo erosionado que está. Aliagas y más aliagas colonizan terrenos de pasto que lo tenían que estar por la ganadería extensiva que tanto cuida los montes, y que se va abandonando por improductiva y carente de apoyos. Pero se nos llena la boca con asentamiento de la población, se nos llena la boca con pilonas, postes, arrastres y demás monocultivos… El sector primario por los suelos, el secundario agotado, y el terciario mal enfocado (¿o bien para algunos?). En fin, lo de siempre, que me pierdo.

Puente en el Camino de Santiago
            Media hora más y el camino, emboscado en su segunda mitad, nos deja en el lecho del río Ijuez, que se abre paso por este recóndito valle de la Garcipollera, y que también fue pasto de la fiebre de los pantanos, allá por los sesenta del pasado siglo. Fue expropiado para repoblarlo y evitar de ese modo el arrastre de tierras y la saturación de Yesa. Y ahora ahí estamos, con nuevas polémicas sobre la seguridad de las nuevas actuaciones. Que hay que sacar a las gentes de sus casas porque hay que elevar el nivel del embalse. Que hay que sacar a las gentes de sus casas porque se caen las laderas, pero claro, serán unos hilillos… Bueno, otra vez. A lo nuestro.

            En condiciones normales se podría cruzar al otro lado del río, y llegarnos hasta el puente de madera, pero el gran caudal no lo aconseja, por lo que seguimos por la margen izquierda, teniendo que subir y bajar el talud que nivela las vías del tren, de un tren del que también podríamos llenar páginas, incómodas páginas.

Al paso por Bergosilla
            Dos horas y cuarto y ya de regreso por el Camino de Santiago, del que un pequeño tramo se llevó la riada de octubre, y que han reconstruido con gran solidez. Bergosilla. Puente Torrijos. Y puente Oliván, donde se nos ocurre preguntar si hay alguien que no tenga prisa. Pues sí, Juan no la tiene. Por preguntar. Despedimos a Víctor, Abel y Nacho, que continúan derechos a Jaca, y nos subimos con Juan por el monte de Santa Eugenia. Ochenta y seis lazadas, lo cosen. Es la solución que dieron los antiguos beneficiarios de estos montes para salvar los más de 300 metros de desnivel. Aún se pueden ver restos de antiguas cabañas de piedra.

            Collado de Serés. Poco más de la una, con cuatro horas subiendo y bajando montes, que nos están dejando unas garrillas pelín cargadas. Regreso por el paco Serés, hasta el puente Oliván de nuevo y para Jaca, a donde llegamos con gran alegría y satisfacción al filo de las dos de la tarde.

            Satisfechos, muy satisfechos. Por la mañana, por los montes, por la compañía. Han sido cerca de 5 horas para recorrer casi 30 kilómetros, con 2.850 metros de desnivel acumulado, por unos montes que ya nos saludan al pasar.

          

El reportaje completo de fotos, en:
  
Y el track, en:

martes, 26 de febrero de 2013

Rapitán nocturna... y más

En la presentación del libro (foto de Javier)
LA LUNA POR MONTERA
Monte Rapitán
Sábado, 23 de febrero de 2013




Presentación en Mayencos del libro “La larga excursión”, de Agustín Faus, por su propio autor. Este veterano montañero y prolífico escritor, a sus ochenta y seis años nos ofrece su publicación número cuarenta y tres, en el que recopila muchas de sus vivencias de esa dilatada vida de montañas.

Arranque del sendero (foto de Javier)
Con el amigo Javier, tras salir del evento, y desde el mismo club, tomamos rumbo hacia el pie del monte Rapitán, para abordarlo por el sendero. Llevamos los frontales a mano, pero no los empleamos. La magia de la noche obliga. Sí, pero tanta magia y tanto embobe hay, que en una de las salidas a una revuelta de la carretera, nos (bueno… me) metemos por un sendero que no era, y nos lleva a la mitad de la nada, desde donde nos proponemos salir sin echar marcha atrás y sin encender más luz que la que ya hay. Subiendo por el bosque como podemos, llegamos a los depósitos de agua que hay a media ladera.

Hay que decirlo todo. El vandalismo propio de esta sociedad alienada que tiene una buena parte de ella disfrutando haciendo un poco más difícil el civismo, ha hecho que los carteles que pusieron para indicar el camino estén la mayoría sólo con el poste, que en la noche se confunde con los árboles. Alguna excusa hay que buscar, no?, pero ésta es real. Desde los depósitos, pues, retomamos ya bien el camino, que nos lleva hasta arriba, no sin antes pasar y detenernos en una pequeña caseta que hay junto a unos bancos y mesas. En su interior hay unas fotografías de los años de la construcción de este fuerte.

Final del sendero (foto de Javier)
Aprovechamos hasta el más mínimo resquicio la vista que nos ofrece sobre el Campo de Jaca, pensando en ese dual latir de todo ser vivo, inspirar y espirar; día y noche; luz y oscuridad; vigilia y sueño; actividad y quietud; locura y cordura, por qué no.

Vuelta alrededor del fuerte para visitar la parte norte, que nos ofrece su particular mirada hacia el valle, en cuya cabecera se adivina el marrón. Gran marrón, que nos trae alguna cillisca de nieve.

Nueva contemplación sobre la iluminada ciudad, y ya sin más despistes, para abajo por el sendero, hasta salir de nuevo al Hospital, y luego a casa. 

Para hacer estos 600 metros de desnivel acumulado, le hemos robado dos horas a la noche, a una noche en la que nos hemos buscado una aliada de lujo. Esa luna que enamora y hace enamorar, que enloquece y hace enloquecer, femenina, variable, que sube y baja, que va y viene, que tanto influjo tiene sobre el humor, sobre los humores, sobre el agua y el resto de líquidos vitales, pero que siempre está ahí cuando la necesitas, y que hoy, casi pletórica, nos ha acompañado jugueteando por momentos por entre las nubes que del frente se escapaban para enredarse con ella. Ya te echamos de menos. Vuelve por marzo. Te esperamos.



No muchas más, pero alguna más hay en:


sábado, 23 de febrero de 2013

Forges d'Abel

MONS CON NIEU
Forges d'Abel
Viernes, 22 de febrero de 2013


               Hoy toca deslizar, y nos apetece hacer algo de fuera pista, aunque como no sabemos cómo va a estar el panorama por la vertiente norte, arramplamos con los esquís de fondo también. Jesús se queda en Somport, que nos recibe con nieblas, de todos modos bajo a las Forges d’Abel, que ya se ve más despejado. Nos ponemos a ello.

Trayectoria de las vías de tren
            A pesar de llevar como una semana de buen tiempo yéndose más y más nieve, el paquete que hay todavía es tremendo. Han limpiado la entrada hasta muy cerca del edificio de la antigua estación de tren. Esa estación que vio pasar el canfranero durante una pila de años, tantos como los que ya no los ve. Y salimos precisamente desde las mismísimas vías, que se intuyen debajo de nosotros, como a más de un metro debajo de nosotros. De hecho, la superficie de la nieve está al ras del extremo superior de la palanca del cambio de agujas de las propias vías.

Aspecto del bosque
            Nos adentramos en el bosque. Hemos tenido el capricho de venir aquí, pero realmente la nieve no está en condiciones. Hay costra, y por debajo está muy blanda, lo que llamamos podrida. Ya veremos la bajada. Quizá hubiera sido mejor venir con raquetas. Lo dicho, veremos la bajada.

Barranco de Espelunguera
            El bosque está como con ganas de ver a alguien, a alguien que le transmita esa misma sensación. Alguna revuelta de la pista para ir tomando altura. En el paso por algún puente que cruza el potente barranco, la nieve supera con creces la altura de las barandillas. Hay tramos en los que la verticalidad de las paredes han provocado avalanchas de la nieve depositada en ellas, nieve que no ha bajado sola, sino envuelta con grandes cantidades de tierra, dejando un panorama un tanto caótico. Pero ya está todo descargado.

            Llegamos, y sobrepasamos, la última edificación de la central eléctrica que regula el cauce del barranco. Y a la hora y diez minutos llegamos al anunciado como parking de Espelunguera, desde donde ya no se puede proseguir en rodantes, porque aquí comienza el Parque Nacional de los Pirineos Franceses. El tiempo no nos da para más, tenemos que volver.

Comienzo del Parque Nacional
            El cielo, por el W, comienza a anunciarnos el cambio de tiempo, que según nos dicen va a ser brutal. Parece mentira, porque se había suavizado bastante, de hecho ya vemos que los brotes de las hayas comienzan a estar más abultados. Pero qué ganas de salir, pero cuántas ganas de vivir.

            Y poco más, a deshacer el camino andado, a cerrar la cremallera que hemos abierto al subir, pero bajando, y con una nieve muy poco amigable para ello. Ya nos lo habían dicho, pero no nos lo hemos querido perder…


El reportaje completo, en:


miércoles, 20 de febrero de 2013

Piscis

Piscis
18.feb.13 12:02
20.mar.13 11:02
(hora solar)



          Piscis. Tercer y último signo de invierno. Último signo, también, del ciclo zodiacal. En Pisciarquía (gobierno de Piscis), podemos decir que en este mes los vientos van a soplar sobre los mares, agitándolos, lanzándolos hacia las costas, hacia su conquista, robándole a la tierra espacio palmo a palmo. El viento azotará a la superficie terrestre y llevará arenas a miles de kilómetros, acumulando en las depresiones restos enteros de vegetación arrancados a la tierra. Moverá las nubes con gran velocidad, golpeará con fuerza el agua de lluvia, y enfriará el ambiente cuando el sol deje sentir durante algunos momentos alguna promesa de calor.

                A pesar de llamarse Ventoso en el Calendario de la Revolución Francesa, es signo de agua, concretamente de agua marina. Es el mes del sueño que precede al despertar de un nuevo año. Mes de peligrosa languidez en la naturaleza. En el mundo vegetal aumenta la concentración salina de la savia, como ocurre en los mares junto a las costas. También se acrecienta la concentración iónica humoral en los animales, favoreciendo la disolución de substancias depositadas en los tejidos durante los meses anteriores.

En el caso del ser humano es lo mismo, con la particularidad de que al estar apartado de las Leyes Naturales, con la toxicidad que eso conlleva, esta nueva puesta en circulación de productos nocivos, provoca con frecuencia el comienzo de una larvada crisis primaveral, y que se manifestará en su momento como erupciones cutáneas y trastornos circulatorios diversos al comienzo de la estación vernal.

Es conveniente beber agua de mar, o mineral con alta concentración salina. Dormir más horas que cualquier mes del año. Hacer ejercicios de velocidad que exijan taquipnea (respiración agitada). Dar pequeños azotes a la piel con paño empapado en agua. Como Piscis corresponde con los pies, es importante para todos, pero especialmente para los nacidos en este signo, el mantener la derivación bioeléctrica del cuerpo al suelo. Por tanto, muy beneficioso es el andar descalzo sobre cualquier piso natural, ya sea arena, agua, hierba, roca, nieve, granizo, escarcha… Eso los que el vigor de su organismo se lo permita. Los que no, los que tengan el cuerpo más debilitado, que es la inmensa mayoría de los humanos, pueden hacerlo sobre piedras o ladrillos previamente calentados al fuego. De cualquier modo, lo más eficaz es alternarlo con pediluvios de agua marina, o de agua con sal marina integral.

En el terreno mítico, podemos decir que aterrados por el gigante Tifón, Venus y Cupido se arrojaron al Éufrates y se convirtieron en peces. Para conmemorarlo, Minerva colocó a los peces en el firmamento. Esta constelación era conocida por los babilonios como KUN, o las colas. En los comienzos del cristianismo era el símbolo secreto de los seguidores del nuevo movimiento. Por aquella época terminaba la era de Aries, la cabeza de carnero era el símbolo de los sacrificios cruentos que Jesús el Cristo vino a abolir, y comenzaba la de Piscis, a cuyo fin asistimos en la actualidad.

Los grandes descubrimientos de la humanidad han guardado siempre relación con los signos que han regido las sucesivas eras. Durante la de Aries (signo de fuego) fue eso, el fuego lo que se descubrió. Durante la de Piscis (signo de agua) se han dado los mayores descubrimientos de ultramar. Y durante la de Acuario (signo de aire, que ahora comienza) nos espera el mayor desarrollo espacial.

Pero volvamos a Piscis, protagonista de este mes que comienza, para con cuyos nativos se pueden usar propiedades acuáticas. Sus características son a menudo como las del mar, oscuras profundidades, súbitas tormentas, y padeciendo fuertes y variables corrientes. Es femenino. El torrente emocional de los piscianos es tan intenso y profundo que llega a confundir y a atormentar, incluso a él mismo. Hay que darle salida canalizándolo de forma creativa, a través de itinerarios artísticos. La confusión, vaguedad y carencia de metas pueden hacer que la emotividad se vuelva contra sí.

Sin embargo, un Piscis centrado es como un faro que proyecta su luz sobre un mar borrascoso, y guía al navío que busca el abrigo acogedor del puerto. Su misión en la vida es servir, y para que pueda cumplirla, trae de serie las siguientes características, siendo su principal tarea el descubrirlas y desarrollarlas:

Carácter intuitivo, mente serena para los juicios; personalidad atrayente, honesta y cortés; temperamento idealista y afable; sentimientos amorosos, caritativos. Como signo femenino, es receptivo, sensible. Confiado, con gustos delicados. Profundo sentido místico, con ansias de soledad y de paz. Disposición vigilante y sagaz para mirar lo lejano con mayor interés que lo cercano. Sensibles a la atmósfera mental de su alrededor. Por tal razón es importante que los padres de estos niños les guarden durante su infancia de malas compañías, ya que de niños tienen la misma capacidad de absorción de las influencias buenas como de las malas. Son perezosos, siendo vital que sus padres estén permanentemente atentos y les proporcionen actividades que puedan ejecutar por sí mismos durante la infancia.

De disposición pacífica, sufren injusticias con frecuencia, ya que prefieren no luchar por sus derechos dejándose llevar por su aversión a la actividad. Son honrados y dignos de confianza. Discretos, en consecuencia. Generalmente bondadosos y simpáticos, cordiales y de maneras delicadas. Todo ello les proporciona amistades con facilidad. Gustan de la buena mesa, y son propensos a la bebida, que de no encarrilar esta tendencia van a ser aniquilados por ella.

Son buscadores de la serena contemplación de la Naturaleza, con profundos deseos de penetrar en los misterios que encierra. Esta simbiosis puede llegar a proporcionarles grandes dotes para explorar los terrenos paranormales. La telepatía, los poderes predictivos, la clarividencia y clariaudiencia, son herramientas que puede manejar para el bien de sus semejantes.

                Bien amig@s. Así son ell@s y así hay que quererl@s. Muchas felicidades a l@s Piscian@s y que este tránsito os sea propicio a tod@s vosotr@s.



martes, 19 de febrero de 2013

Monte de Atarés

MONS CON NIEU
Monte de Atarés
Domingo, 17 de febrero de 2013



        Hoy vamos a tratar de completar el recorrido de ayer con los caminos cercanos ya a Jaca, y que nos van a llevar hasta Atarés. La mañana, igual que ayer, más despejada, serena, fresca, preciosa para echarse nuevamente al monte. Y aquí seguimos con Michel para contároslo.

La mañana se refleja en los
espejos de la pista
            En la carretera de Puente la Reina, en un punto muy próximo a la llamada Caseta del Municionero, está Monclús, que es donde dejamos el coche, porque es aquí donde arranca la variante .2 del GR 65.3.1, que es la que acerca a los peregrinos a los monasterios. Pero al poco de tomarla, la abandonamos, para seguir por la pista, con nieve e incluso hielo a tramos, y tomar otro barranco que surge a mano derecha, dirección sur. Está indicado con unos carteles azules con la silueta de un senderista, de desconocido patronazgo para nosotros.

            Tras un brusco giro de noventa grados hacia el oeste, se abre una ancha pista que pasa junto a las ruinas de unas casas de campo, no sin antes haber seguido por la más evidente y haber perdido como veinte minutos. Sigue, pues, hasta unos campos, pero unos metros antes de llegar, torna de nuevo dirección S convertida en senda. En senda por decir algo, que en realidad es una pequeña barranquera acrecentada más por el diluvio de octubre y por los incesantes desagües de las nieves de estos días. Tras un incómodo tramo trasteando el terreno para no fartarnos d'aigua, la senda abandona el barranco y se mete en el bosque, por donde va adquiriendo más y más encanto. Sí.

Tomando notas de campo
            El agua, poco a poco se ha ido convirtiendo en nieve. Cuando se alcanza la divisoria y se va dando vista ya a los montes del W, hay que estar atentos, porque hace otro brusco giro hacia esa dirección, llegando a un cruce en el que converge el camino marcado como GR 65.3.2, el genuino, y que tomaremos de regreso. Encontramos en el suelo el poste con la triple señal, y lo apañamos como podemos. Continuamos en dirección Atarés ya por el monte que llaman de Sandiniés. Llegamos al pueblo al cabo de dos horas y media, que hubieran sido menos de no haber dudado en algún momento, pero estas cosas ya se saben, prueba, error, prueba, error.

Barrancos llenos de vida
            Viejas tendinitis recuerdan que están ahí, recuerdan que no se puede hacer lo que se desee, sino lo que se pueda. La entretenemos con agua fría, lo que también nos resta tiempo. Seguimos ya en dirección oeste, al encuentro del punto donde la senda de ayer nos dejó en la pista, lo que conseguimos en algo más de media hora, ya que nos paramos para hablar con un cazador, nativo de Santa Cruz, para acribillarle, sin balas, sólo a preguntas, sobre estos montes. Nos pone sobre la pista del enlace hasta Santa Cruz. Es por una al pie del monte Torla, al norte. Para otro día.

Por el camino, destacan unas rallas de viejas rocas que adornan el entorno. Entre vaguadas, tiros de fondo y apestoso olor a piara de perros llegamos a un puente de madera sobre un barranco que baja generoso, y que tenemos que cruzar. Al poco, pero muy poco, estamos ya en el punto donde ayer nos devolvió la senda a esta pista. Tocamos chufa y volvemos.

Viejos caminos con nuevos usos
Pasamos de nuevo por Atarés, con algo más de vida que hace un momento, y seguimos por el mismo camino de venida, del monte de Sandiniés, hasta el cruce mencionado, desde el que continuamos ya por el GR, que nos deja justo en Monclús, no sin antes pasar por entre unos 200 cazadores y 2.000 perros… bueno igual algún cero menos, pero no muchos, por un final de senda auténticamente impracticable.

            Pues eso, que con más barro que donde lo hacen, terminamos esta vuelta conociendo nuevos senderos, nuevos montes, en una mañana que se ha dejado. Finalmente han sido 5 horas y veinte minutos, para hacer los 20,66 km, con 1.800 metros de desnivel acumulado. Algo más largo que lo de ayer, pero con menos desnivel. Bien. Muy bien.


El reportaje completo de fotos, en:
Y el track, en: 

lunes, 18 de febrero de 2013

Monte de San Juan de la Peña

MONS CON NIEU
Monte de San Juan de la Peña
Sábado, 16 de febrero de 2013



          El tiempo se ha estabilizado, y nos ha regalado un fin de semana extraordinario, y aún nos lo parece más después de tantos y tantos días oscuros, días grises, días que no obstante nos han traído unas precipitaciones de nieve que han dejado la montaña preciosa. Un fin de semana, en definitiva, que hemos aprovechado para unas tareas que teníamos pendientes de reconocimiento de montes, de reconocimiento de caminos, y con el amigo Michel nos ponemos a ello, porque nuestro querido Valle del Aragón ha entrado en el vertiginoso mundo de las ultras de montaña, y este próximo verano va a albergar la primera edición por el Campo de Jaca. Ya informaremos de ello.

Fuente en Santa Cruz de la Serós
            Se trata de asegurar el recorrido en torno a los montes de San Juan de la Peña y de Atarés, y eso nos va a llevar dos días. Hoy nos vamos a dar una vuelta por los monasterios pinatenses, partiendo de Santa Cruz de la Serós.

            Nueve y media de la mañana, de una mañana limpia, serena, en la que con el frío propio de una cara norte pura nos dirigimos al arranque del camino. Vamos tomando altura, dejando por debajo este lugar que quizás valga más por lo que calla que por lo que cuenta. El horizonte, también limpio, se deja rasgar por las nevadas siluetas de los montes cercanos y no tan cercanos, porque la vista cabalga hasta lejos, muy lejos.

A poco de comenzar el camino
            Pronto nos encontramos con nieve, que vamos sorteando como podemos, hasta que ya no hay forma de hacerlo. Alcanzamos el cruce de caminos con el de Atarés y el de los dos monasterios. Optamos por ir al viejo, que es el de la derecha, y que comienza descendiendo. Algún árbol cruzado en el camino. Llegamos a él. Sobrio, austero, como siempre; solitario, como casi siempre; orgulloso de un pasado creador, de un pasado regenerador, que nos habla de conquistas, de reyes, de nobles, de posesiones, de extensión del reino, pero también de oración, de recogimiento y de regla benedictina; de origen y orgullo de Aragón.

Mesa orientadora en el mirador
            Unas decenas de metros de carretera hasta alcanzar unas escaleras metálicas que nos encaraman a la roca y a tomar el camino hasta el llamado Llano de San Indalecio, donde se ubica el Monasterio Nuevo, por cuya mismísima puerta pasamos para dirigirnos, en clara dirección norte, al Mirador de San Vicente, donde hoy sí, nos muestra sus encantos, que no es otra cosa más que nuestra cordillera pirenaica, bella, radiante, desnuda, ornamentada únicamente por ese velo blanco que le ha regalado ese ir y venir de tantas y tan generosas borrascas estas semanas pasadas. Rendimos homenaje a todas las cumbres, a todos los valles, y a todos sus moradores, de dos patas, de cuatro, con alas, aletas, ramas y raíces. A todos. A todos cada uno en su lugar, haciendo lo que tienen que hacer. Ojalá nosotros, los humanos, también. Algún día. Sin duda.

Grullas cruzando el Pirineo
            Continuamos por lo que nos parece tiene que ser el camino de subida a las antenas. Y lo decimos así porque está completamente nevado y vamos al tentón. Es una zona de erizones, y la nieve está hueca por debajo, y en los corros en los que aún no se ha transformado del todo, nos aguanta, pero en la mayoría de ellos nos metemos hasta la rodilla. Continuamos en esa misma dirección, con la intención de seguir intuyendo el camino, pero no lo conseguimos. Volvemos sobre nuestros pasos, y unas decenas de metros por debajo de las antenas, en una especie de enorme trinchera entre los conglomerados, donde se nos ocurre mirar, vemos con gran sorpresa que es ahí donde sale la senda, una senda que va serpenteando por el bosque, y que tomamos para ir bajando. Todo ello con los graznidos de fondo de una buena manada de grullas que en perfecta formación surca el espacio aéreo en dirección perpendicular a la cordillera. Ánimos, ánimos y buenos deseos les enviamos para que salven este obstáculo montañoso en pos de sus cuarteles de verano.

La senda se atrinchera para entrar en el bosque
            Sigue el piso con nieve, mucha nieve. Viejas marcas de GR nos acompañan, bien sobre estacas de madera, bien sobre mojones de montes, bien sobre la corteza de algún árbol. También encontramos alguna señal del Paisaje Natural Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, que así se llama este espacio, con el distintivo del GR 65.3.2, ya cerca de la carretera. Sí, de la carretera, que es donde aboca esta senda, y que tras unos cientos de metros te vuelve a meter en el monte, para salir de nuevo, ya por un pequeño tramo, para meterse definitivamente en el bosque y continuar el descenso hacia el lado norte, dejando atrás la solana, a cuyos pies sobrevive Botaya, pequeño núcleo rural perteneciente al municipio de Jaca. A estos dos tramos de carretera, no sería difícil buscarles alternativa por el monte cercano.

Peña Oroel
            Al tomar ya esta segunda, definitiva, entrada en el bosque, nos encontramos con una escena propia del Camino de Santiago. En algunos lugares, los peregrinos van amontonando pequeñas piedras a su paso. Personalmente nos recuerda prácticas similares por los caminos de otras religiones, por los caminos de otras cordilleras.

            Algún otro árbol cruzado en el sendero, en un sendero que en algún otro momento va abrazado a un barranco, y como dos enamorados, de tan abrazados se confunden. El beso es largo. El agua toma posesión de la tierra. El agua inunda la tierra. El agua invade el camino. Igual que las zarzas nuestras piernas al tratar de pasar sin mojarnos. Ganamos la partida, pero a un precio que consideramos justo.

El camino se rinde a la pista
            Dos horas desde las antenas. Casi cuatro desde Santa Cruz de la Serós. Salimos a una pista, en la que un cartel de madera, nuevo, nos indica la dirección de Atarés, a donde gustosos iríamos, es más sería el objetivo de hoy para terminar esta tirada hasta el pueblo, pero al tener el coche en Santa Cruz, nos obliga a volver hacia allí. Y lo hacemos siguiendo la pista en dirección contraria, hasta que por abreviar nos metemos por entre los campos, la mayoría custodiados por ruinas de cabañas de piedra, otrora habitadas, otrora usadas, y que van muriendo en la más lánguida de las soledades.

Entre coronas y barrancos llegamos hasta otra pista, que nos deja a algo más de un kilómetro por debajo del pueblo, al que tenemos que acceder por la carretera. Pasamos por delante de la pequeña iglesia de San Caprasio, verdadera joya del románico lombardo, de escasa profusión en la Jacetania, al contrario de la extensa muestra de la comarca vecina del Alto Gállego, del Serrablo, concretamente.

Y poco más contamos. Cuatro horas y cuarenta minutos, para recorrer los 18,43 kilómetros, y con 2.150 metros de desnivel acumulado. Mañana, más. Y procuraremos que mejor.


El reportaje completo de fotos, en:
Y el track: 


sábado, 16 de febrero de 2013

Espacio Nórdico de Le Somport

MONS CON NIEU
Espacio Nórdico de Le Somport
Viernes, 15 de febrero de 2013



             No se debería escribir tanto sobre cosas tan rutinarias, sólo si son excepcionales. Pero es que esto lo es. Ha caído tal cantidad de nieve en los últimos días que es verdaderamente un espectáculo ver cómo está la montaña, especialmente en aquellos sitios menos venteados y donde se va acumulando más y más por efecto del viento.

Paredón para salir a la calle
            Y a dónde mejor ir que a la estación del Somport, a donde nos dirigimos en busca de un viernes tranquilo. Pero no. El desembarco de Normandía se quedó pequeño al lado de esta estampa de tierna infancia pululando por aquí. Pero ya lo dijo el Sabio "... dejad que los niños se acerquen a Mí..." También saludamos a Fernando, un viejo amigo laboral. 

          Aprovechamos para disfrutar una mañana de esquí en este incomparable marco del Parque Nacional de los Pirineos Franceses (que ya querríamos tener en España esa figura de protección que albergara nuestras montañas, todas nuestras montañas, y no la actual marbellización pirenaica). Que me pierdo. Céntrate. Aprovechar, decimos, también para hacer unas fotos y compartir este estado de gracia que tiene el monte en estos momentos.

Superficie de la nieve erosionada
por efecto de la lluvia
            La erosión que presenta la capa nivosa en las laderas nos indica que ha llovido recientemente. A pesar de ello, sigue quedando mucha nieve, pero mucha, lo que constituye un verdadero peligro, especialmente en aquellos lugares donde la pendiente adquiere fuerte inclinación. Muchísimo cuidado con el esquí fuera de pista.

            No hay mucho más que decir, que nos damos una vuelta hasta la roja para contemplar la parte española, para ver lo preciosa, y a la vez extremadamente peligrosa que está la montaña en la zona de Candanchú, especialmente por Loma Verde. La Bella y la Bestia.

            Y como llevamos casi veinte años esquiando y aún no hemos aprendido el oficio, tras la vuelta completa, unos ejercicios de técnica dirigidos por el “profe” Jesús. 


El reportaje completo de fotos, en:

sábado, 9 de febrero de 2013

Ipas - Claraco

RAQUETAS
Ipas - Claraco
Sábado, 9 de febrero de 2013



           Otro paseo matutino cerca de casa. Aprovechando que por la montaña hace mal tiempo, y por el valle no está mal, salimos con el amigo Julio andando desde Jaca para dar una vuelta por los alrededores. Aprovechando también que hay nieve, mucha nieve, lo hacemos con raquetas.

            La mañana está espabilada por Jaca, mucho viento y luce el sol. Enfilamos andando hacia el Híper, y luego camino de Ipas. Puesta de raquetas y para arriba, directamente por el barranco.  En una hora nos presentamos debajo del pueblo, al que no subimos. No hace falta para seguir por la pista. La nieve está con costra, y por debajo un poco descompuesta, pero como hay alguna huella, la aprovechamos. Hasta aquí todo ha sido subir, pero desde aquí lo es más.

Campo de Jaca, desde el collado
Alcanzamos el collado (1.200 m) al cabo de otra hora, y sobre unas huellas de esquís de hace unos días. La vista desde aquí es extraordinaria. Hacia el sur, el Campo de Jaca, presidido por la Peña Oroel. En el este tenemos el Albarún. Al sur, el valle del Aragón que enfila para arriba en busca del marrón, que está ahí metido, de Villanúa para arriba. Y por el oeste, la loma por la que tenemos que subir como treinta metros más de desnivel, hasta alcanzar la máxima cota de hoy, e ir bajando ya hacia Claraco.
             
            A partir del collado, las huellas siguen por la pista de Bergosa y Albarún. El camino que debemos de tomar nosotros está completamente virgen. Es casi un sacrilegio el romper esta armonía del manto nivoso sobre el monte, que poco a poco nos va asomando hacia el valle del Aragón, por el que baja enfilado un fuerte y frío viento que nos recuerda que el marrón está ahí arriba, amenazante, con unas declaraciones de intenciones que posiblemente no tarde ni un día en ejecutar por estos lares.

Cabaña de Claraco
            Claraco, antiguo asentamiento del que no encontramos mucha documentación, con apenas una caseta de piedra en pie. Seguimos pista abajo, hasta situarnos en la carretera, que lidiamos por debajo, por un barranco que suele bajar seco, pero que ahora lo hace con bastante agua. Camino de Santiago. Puente Oliván. Ermita de San Cristóbal. Árbol de la Salud. Pues ya estamos de nuevo en Jaca.

            Cuatro horas para hacer los casi 900 metros de desnivel acumulado. Y kilómetros, no sé, 12?, 14? Mañana vuelve a entrar otro frente, de tres días, que trae nieve, mucha nieve otra vez.


El reportaje completo de fotos, en: