miércoles, 22 de octubre de 2014

El otoño del Maz

IXOS MONS
Maz (1.945 m)
Domingo, 19 de noviembre de 2014


            El otoño irrumpe con fuerza en los Valles Occidentales. Las ovejas bajan de los puertos. Nosotros vamos a ellos, hemos de atender a una irresistible llamada. El programa de la Sección de Montaña del CP Mayencos sigue imparable. Para esta época del año nos gusta volver sobre estos valles para visitarlos, para impregnarnos de su rabioso otoño que se nos echa encima. Venimos a estas tierras occidentales, tierras limítrofes, a un pico que aglutina laderas aragonesas y laderas navarras, que mantiene en sus faldas hayedos de Linza y de Artaparreta en Belagoa, valles de Ansó y de Roncal, en definitiva. Estamos hablando del Maz, con su aspecto piramidal desde nuestro lado, o del Txamantxoia, con sus suaves laderas, desde el vecino. Y para que no se diga, por el primero subimos, y por el segundo bajamos, hacia el Rincón del Maz. Vamos.



Caminos de otoño
            En el calendario católico faltan ya santos para tanto veranillo, y por muy buen ambiente climatológico que haya, no deja de ser un desastre. Pero a pesar de todo, el otoño viene fiel a su cita. Un otoño que no nos hemos querido perder con algun@s de l@s chic@s de costumbre. En esta ocasión, Ástrid, Sara, Silvia, Cris, Joserra, Javier, Fernando y Arturo. Dejamos los vehículos en la entrada de ese Plano de la Casa, donde se encuentra el refugio de Linza, y nos disponemos con ganas a entrar en el bosque. Unas ganas que se van afogando a los pocos pasos, la pendiente es considerable. Da una extraña sensación, como de profanación, al meterte en ese bosque en pleno proceso de transformación.

Comenzando la zona rocosa
            Los primeros pasos discurren por empinada senda, hasta que una vez tomada ya una cierta altura se va suavizando, pudiendo disfrutar más si cabe del entorno. El hayedo está que se sale por los cuatro costados. Unos colores amarillentos, marrones, ocres, tostados… unos colores decrépitos, que anuncian que un nuevo ciclo llega a su fin. Unas hojas que han polarizado la mayor expresión de estos gigantescos seres durante el estío, y que ya no son necesarias para estos próximos meses, porque la vida se repliega en las raíces, siendo necesaria su presencia, no obstante, para tapizar el suelo y contribuir con su descomposición a la formación del humus imprescindible para continuar la especie. Así es la vida, nunca se detiene, siempre se abre paso. Se cuida de transformar la materia, pero manteniendo siempre su esencia, que es la de alimentar a los seres. ¡Cuánta sabiduría ahí afuera! Y todo está inscrito en sus genes, reproducidos una y otra vez en cada una de sus minúsculas semillas. La vida es prodigiosa. Nada más importante.

Geometría en el fondo delvalle
            Entre éstas y otras reflexiones llegamos, tras algo más de una hora, al collado de Artaparreta,  que toma el nombre de la ladera navarra, una de las que adorna ese Rincón de Belagoa con su extraordinario hayedo-abetal de la Selva de Obieta, de gran valor ecológico al ser uno de los pocos bosques vírgenes de la Europa Occidental, donde el karst y la foresta se han aliado para dar gusto a los sentidos. Este collado, decimos, lo cierto es que no se trata de uno propiamente dicho, pero se sabe que estás en él cuando sales del bosque que te protege del viento, y tienes que hacerle frente ya con tu propia armadura.

Belagoa y subida a Larrau
            Bien señalado con hitos, el sendero hace un brusco giro hacia la ladera norte, y ya por alguna lazada sobre el terreno se va subiendo hasta alcanzar la cima. Una cima provista de vértice geodésico y buzón de cumbre. Eso a ras de tierra, pero a poco que levantes la vista, verás que es una cima provista, además, de una extraordinaria panorámica de 360º amplios, muy amplios, con montes lo suficientemente cercanos como para apreciar sus laderas tapizadas de otoño, pero lo suficientemente lejanos como para que te permitan ver más horizontes por detrás de ellos.



Rabioso otoño
            La idea era subir y bajar por el mismo sitio, pero al llevar Javier un track con posibilidad de bajar por el Rincón del Maz, y resultar corto el recorrido de subida, optamos por ello, dando así más vuelta, lo que nos permite disfrutar más y más de tan bello espectáculo. De modo que, fotos, algún bocado y trago… y para abajo. Lo hacemos por la suave y herbosa loma oeste, hasta que vamos dando cara ya hacia el sur perdiendo más altura. Nos volvemos a meter en el bosque, y luego damos en una pista, que tomamos a la izquierda.

Final feliz
            Seguimos por ella hasta volvernos a meter, por sendero marcado de rojo y azul, de nuevo en el bosque. Un bosque de cuento. Se sube un pequeño alto, el collado del Maz, que hace muga con Aragón, lo que claramente indica la señalización del parque que ya nos vamos encontrando. Salimos a otra pista, ésta ya sí la del Rincón del Maz, que nos deja en la carretera, y en unas decenas de metros alcanzamos los vehículos. En total han sido 8,8 km en 4h 20’ de tiempo total, de los que 2h 50’ han sido en movimiento. Con un desnivel máximo de 650 metros, han salido más de 800 acumulados positivos, y los mismos en descenso, en una mañana bien aprovechada y de las que no pueden faltar en esta época del año en estos lugares. Y como bien está lo que bien termina, la guinda la pusimos con un buen plato de migas, y sin dejar de contemplar este magnífico ambiente otoñal.




Las fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/ElOtonoDelMaz1945M

Fotos de Ástrid, en:



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