martes, 9 de diciembre de 2014

A lomos de la Sierra de Angelé

IXOS MONS
Sierra de Angelé (1.340 m)
Sábado, 6 de diciembre de 2014



            Sigue el tiempo invernal por la muga pirenaica. Hoy elegimos tierras más bajas para nuestras andanzas. Sí, casi mejor ver de lejos ese ambiente que impregna la divisoria, envolviendo a las cumbres y los valles en ese aspecto de pocos amigos. Hoy nos damos una vuelta por la Sierra de Angelé, que como todas las sierras tiene dos caras, dos faldas, situando los pies de una en el Valle del Aragón, y la otra en el del Lubierre, habitado por un único núcleo de población, Borau, a donde llegan todavía las esencias históricas que emanan de San Adrián de Sásabe, que tantos y tantos secretos guarda todavía entre sus muros, donde sus antiguos moradores…

San Adrián de Sásabe
(románicoaragonés.com)
            Hacemos punto y aparte porque el corto relato de hoy nos va a permitir cebarnos un poco con nuestra historia. Situado en la confluencia de los barrancos Calcil y Lupán, que dan nacimiento al Lubierre, la hoy ermita es de lo poco que queda de un antiguo monasterio del siglo X, sede de obispos anteriores a la conquista de Jaca. Sede catedralicia que lo fue, y que fundó el obispo Ferriolo, en los inicios de las campañas de las reconquistas impulsadas desde el reino de Navarra. También se sabe que albergó el Santo Grial antes de su traslado a Jaca y San Juan de la Peña. Junto con los monasterios de San Pedro de Siresa y de Ciella (desaparecido, a la entrada del Valle de Ansó), formaba un eje como de punta de lanza con la finalidad de ir organizando los territorios conquistados en sus respectivos valles, estando a cargo de canónigos agustinos tal labor. Éstas y otras muchas cosas, podéis encontrar en la Web del maestro Antonio García Omedes, gran divulgador del románico aragonés: http://www.romanicoaragones.com/0-Jacetania/50-Sasave.htm


Marrón por las alturas
            Pero vamos a lo nuestro, que una mañana así bien vale una vuelta por esta sierra. Salimos desde el campo de fútbol de Castiello, con la pechugada que supone cruzar todo el casco urbano hasta la parte alta, donde está la parroquial. Seguimos por la cabañera, y lo hacemos hasta encontrarnos con el desvío para dejarla y tomar el GR 15, que en diagonal nos sube hasta el mismo cuello de Borau. Los primeros compases son algo incómodos por el profundo surco que origina la erosión del agua, pero pronto dan paso a terreno más cómodo, culminando con un tramo casi llano de verdadero disfrute, con muy buen piso y escoltados de pinos y bojes.

Toboganes de Angelé
            Estamos ya a 1.140 metros, en una privilegiada atalaya sobre el Valle del Aragón, una depresión del terreno que los glaciares fueron modelando a los pies del macizo de la Collarada, máxima expresión de la comarca de La Jacetania. También tenemos vistas sobre el valle aledaño del Lubierre, donde se asienta Borau, con su Sásabe a pocos metros por encima. Por ancha pista, que ya alberga nieve, vamos transitando por auténticos toboganes, hasta dar con el desvío que nos bajará de nuevo hasta Castiello.

En las ruinas de San Bartolomé
            Tras echar un bocado vamos haciendo por el bosque los mismos dibujos que hace la pista. En media hora, dejando ya el bosque atrás, pasamos por la entrada a la ermita de San Bartolomé, a la que nos llegamos para dar vuelta. Apenas las cuatro paredes en pie a media altura, pero eso sí, con el ábside bien patente, como todas de su género. El siglo XII fue arquitectónicamente fértil por estos valles. Y poco más, ya de cara al valle, soportando los airados vientos de puerto seguimos bajando hasta dar con un atajo en forma de sendero, que nos ahorra unas vueltas de pista y nos mete en uno de los barrios de la población.

            Hemos hecho 11,9 km, en 2h 45’ de tiempo total, de los que 2h 25’ han sido de actividad. De los 500 metros de desnivel, han salido unos 550 acumulados. Bueno, pues otra mañana de monte.




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