sábado, 2 de abril de 2016

Peña Oroel, con Os Andarines d'Aragón

IXOS MONS
Peña Oroel (1.769 m)
Jueves, 31 de marzo de 2016



            De nuevo y una vez más, la Peña Oroel es el escenario de una mañana de monte. Esta vez, acompañando a un nutrido grupo de jóvenes promesas de Os Andarines d'Aragón. Y decimos lo de jóvenes porque es gente que a pesar de su larga trayectoria en esta vida siguen siendo jóvenes, porque mantienen su ilusión por las cosas sencillas, su ilusión por mantener ese contacto con la naturaleza, que tantos beneficios aporta en todos los órdenes. Y promesas, porque su lealtad a las andadas, al pateo, al monte, desde luego, es encomiable.


Reponiendo fuerzas
             Quien no ha sido tan leal, quien nos ha hecho un poco la púa ha sido el orache, como llaman por aquí a esas vueltas de mal tiempo, una intempestiva cuña de bajas presiones que se nos ha colado este día entre dos jornadas extraordinarias de mucho mejor tiempo, pero que no ha sido óbice para que 35 andarines, 35, más dos acompañantes locales, hayan, hayamos, hecho el sinuoso camino hasta el collado, visitando los pozos y alcanzada la cruz, en un ambiente verdaderamente invernal.

Progresando
            La jornada comenzaba sobre las 9 de la mañana en el Parador, que a pesar de haberle hecho un tiento para que nos acogiera a tal hora, no lo conseguimos. Las previsiones meteorológicas eran para echarse a llorar, ya que de 6 a 12 de la mañana pintaban un 100% de precipitaciones. Y aquí nos hallamos, que no están, pero no se puede decir que ni se le esperan, porque cuando alzas la vista hacia la Cruz, parece que sí, que sí que se le esperan. De todos modos, no hemos venido hasta aquí para hacer cábalas, ni mucho menos los visitantes, que lo hacen de lejos. En marcha.

Acercándonos a las neveras
            El pelotón se convierte en sinuosa serpiente multicolor para adaptarse al trazado del sendero. Un sendero vivo, que por más veces recorrido no deja de sorprendernos. Las primeras manifestaciones de la nueva estación comienzan ya a salir al encuentro del caminante. También nos asaltan algunos ejemplares de troncos cruzados, fruto de la combinación de nieve y viento de días anteriores a estos últimos, que han sido pre-veraniegos. Así está el tiempo, de primavera, con unos bruscos cambios de tiempo que para hoy daban descensos de doce o catorce grados de temperatura.


Reagrupándonos en el collado
            Entre revuelta y revuelta, parada, bocado y trago. Seguimos. En menos de hora y media vamos llegando al collado, con visita a los pozos incluida. Desafiando el fuerte viento, continuamos nuestra marcha por la senda de la cornisa, que nos da buena vista sobre todo el Campo de Jaca, pero no así sobre las montañas, que andan ya soportando la visita de este zarpazo invernal en esta primavera ya entrada. Y no será el último.

Luchando contra los elementos
            Con la Cruz ya a tiro de piedra se desata una furiosa competición entre los primeros en llegar y esa cuña de bajas presiones que trae más viento, más frío, más niebla, hasta el punto de que se hace muy incómoda la estancia y muy urgente la foto de familia. Pero lo damos todo por bien empleado. Objetivo cumplido. El descenso lo hacemos ya por el sendero de abajo. Pasamos por el desvío a la ermita de la Virgen de la Cueva, a la que teníamos previsto llegarnos, pero que este furioso orache nos aconseja dejarlo para otro momento. De nuevo al bosque, para recorrer sus 33 curvas y llegarnos al Parador, donde recalamos sobre las doce y media, lo que nos da margen para bajar hasta Jaca andando. Así es que en marcha, tomamos el barranco de San Salvador y lo vamos pateando hasta llegar al ancho camino que nos conduce a las proximidades de Escolapios tras detenernos un momento en la fuente Baños y sus vivencias.

            Todo está bien si bien termina, y en este caso lo ha hecho en torno a una mesa comiendo todos juntos y a salvo ya del temporal. A pesar de todo, buena jornada, y por encima de todo buena compañía.
  



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