jueves, 9 de junio de 2016

Pico del Rayo, la corona de Vicor

IXOS MONS
Pico del Rayo (1.427 m)
Martes, 8 de junio de 2016



            Sistema Ibérico que, como el conjunto de la península, toma su nombre del padre Ebro. Una cordillera que separa su cuenca de la gran Meseta Central. Una cordillera que alberga el nacimiento de otros grandes ríos, como el Duero, el Tajo, el Turia o el Júcar. Una cordillera, que no cuenta con las altas cotas de los Pirineos, pero que asombrosamente es más larga y ancha que ellos, es decir, que ocupa más extensión. Quizá por ello está más disgregada, menos concentrada, contando con cantidad de pequeñas sierras, no tan pequeñas cuando te adentras en ellas. Quizá por su menor altitud y latitud no padece de los rigores climáticos de nuestra cordillera por antonomasia. Hoy nos vamos a una de estas sierras, una de las que más se asoma a la depresión del Ebro. Hoy nos vamos a la Sierra de Vicor, o a la Vicora, como gusta de llamarla por sus lares, que se alza entre los valles del Grío y del Perejiles.


            De pequeños, hemos aprendido en la escuela que hay cuatro estaciones, verdad? Luego la vida va ajustando esos conocimientos. Por ejemplo, en Zaragoza y sus alrededores, no hay más que tres, el verano, el invierno y la del tren. La canícula empuja a esa apresurada primavera que ha venido y se fue. Y si sabemos que ha venido es porque nos ha dejado un monte precioso, como hacía años. No hay mayor currada en menos tiempo. Y ya tenemos aquí el calor, que se va a encargar de deshacer lo que ella hizo. Pero así es la vida, un ir y venir, y como hay que estar a todas, pues a ésta también. Nos apuntamos pues a ver de primera mano esos prematuros zarpados de calor que todo lo abrasa, y nos disponemos a subir al punto más alto de esta Sierra de Vicor, que es el Pico del Rayo, eligiendo un itinerario circular, aconsejado por el amigo Ángel, que de esto sabe mucho. Y fíjate si sabe, que creemos que ha acertado de pleno. Un poco largo, eso sí, pero de ese modo hay más tiempo de disfrutar de este pie de monte y de dos de sus rutas. Subimos por Aluenda y bajamos por Pietas. Espectacular. Vamos.


PR-Z 10 para llegar a Aluenda
            Ocho de la mañana. El Frasno. Mañana que promete… calor. Salimos con José Antonio, andando ya desde este pueblo, en plena campaña de la cereza. Y lo hacemos orillados por la carretera A-1505 hasta que en poco más de doscientos metros nos metemos por la PR-Z 10, que en este arranque es común al SL-Z 35, que lleva a las neveras por el sitio más corto. Los dos miran al cementerio. Los dos van unidos hasta que abandonamos éste último en una bifurcación y seguimos a la derecha por nuestro PR, que en unos cuantos cientos de metros más, abandona la pista para continuar por senda. Una senda que se pone tiesota para alcanzar un collado, que nos da vista al barranco de Aluenda. Cuando eso ocurre, ya es bajar hasta esta localidad, por entre viejas tablas ya poco utilizadas.

Repostando
            En poco más de tres cuartos de hora ya estamos bebiendo del agua de su fuente, frente a la parroquial de la Coronación de la Santísima Virgen, aunque hoy en día la fe, las creencias, los modos y maneras parecen escorarse hacia lo alternativo, al menos en este lugar, gracias a Lacasatoya (http://www.lacasatoya.com/), un lugar privilegiado para encontrar lo que buscas, o quizás para saber lo que buscas. Lo nuestro no va muy desencaminado, de modo que seguimos. Nos incorporamos al GR 90.2. Un corto tramo de pista, que se queda en el último de los campos que nos va acompañando, nos sitúa en el comienzo de un sendero que va subiendo por el barranco, bajo la sombra de pinos y carrascas, que nos mitigan el calor reinante. En poco más de media hora llegamos a la pista, donde nos encontramos a Jesús, que nos va a acompañar un buen tramo. Bajamos unos metros esta pista para visitar junto a ella a la nevera baja, que se retuerce en su agonía.

Nevera de la Erilla Alta
            Seguimos pista arriba, y en otro cuarto de hora llegamos a lo que llaman el collado de los Vientos, donde nos desviamos para meternos por otro Sendero Local hasta alcanzar la Nevera de la Erilla Alta, ésta sí, un poco más arreglada, con una valla de madera que hace de protección, y con un panel informativo, aunque la maleza se está aliando con el tiempo. Volvemos sobre nuestros pasos hasta el collado, y seguimos. Próxima está la carretera de restringido uso militar, pero que hay que cruzar para continuar por la pista, por la que discurre éste nuestro GR 90.2, que en media hora más nos lleva hasta el refugio del Acebal, que será donde nos desviemos a la vuelta.

Último esfuerzo
            Los claros del bosque nos permiten ver la cuenca del Grío, que media entre la sierra de Vicor, en donde estamos, y la de Algairén, enfrente. Al llegar a un collado, dejamos ya este GR, que se dirige a Viver de Vicor, y tomamos el SL-Z 36 para alcanzar la máxima altura de nuestra salida de hoy, el Pico del Rayo, que lo es también de Vicor, aunque dicen que es así desde la explanación que hubo que hacer para alojar todo el aparataje militar de avistamiento aéreo del cerro de Santa Brígida. Pues eso, unos 700 metros de distancia, 200 de desnivel y 25 minutos nos separan del nuestro. Y a él llegamos no sin hacer un último esfuerzo, porque lo merece, encontrándonos a Salvador y su perro, custodiando estos montes, para que sigan albergando vida. Dice que desde aquí se ven 67 pueblos, pero no será hoy, porque la calima lo impide.


            Además de Salvador, su perro y su TT, también cuenta esta cima con la caseta forestal, vértice geodésico, alguna antena y panel solar, y un par de curiosidades más. Una rosa de los vientos pintada de azul y blanco en una gran losa, y una cruz inscrita en la roca, que la tradición achaca su autoría a origen templario, por la forma de las aspas. Conversación, fotos, bocado y trago. Menos de cuatro horas para llegar aquí, y más de cuatro para marchar.

Llegando a Pietas
            El itinerario de vuelta es común al de subida hasta el refugio del Acebal, donde despedimos a Jesús, porque con José Antonio tomamos el sendero que nos baja por entre pinos y enormes ejemplares de acebo, hasta llegar al dominio Marigil, con su collado junto a la cumbre. Seguimos por el SL-Z 36 que, tras un campo de almendros se pierde entre la maleza, y hay que estar atentos, muy atentos, para no perder la traza, que nos lleva a una pista, y ésta a Pietas, por cuya gran ermita entramos a esta colonia veraniega, que espera a sus gentes, pero no al verano. Parada en su solitaria fuente, que aunque nadie la reciba, ella da. Ahora a nosotros, que bebemos y nos refrescamos. La dura y soleada cuesta nos sitúa en una pista que ya en poco nos saca a nuestra vieja conocida A-1505, pero que sólo la cruzamos para continuar por el SL-Z 36, que pasando por la Estanca, nos vuelve a dejar en el asfalto, a menos de un kilómetro ya de nuestro punto de salida, El Frasno.

Llegando a El Frasno
            Una extraordinaria circular, muy propia de este tiempo, aunque en esta ocasión los calores se nos han adelantado un poco, pero que la brisa que nos ha acompañado se ha esforzado por agradar. En total, han salido cerca de 23 km, en los que hemos invertido 6h 50’ de tiempo total, del que 5h 40’ han sido en movimiento, con un desnivel acumulado que pasa de los 1.400 metros, y los mismos de descenso. Sí, es cierto, un tanto larga, pero imprescindible para recorrer tantos puntos de interés, incluidas dos de las tres pedanías de El Frasno, como son Aluenda y Pietas. Claro que podríamos haber pasado también por Inogés, que senderos hay, pero eso será ya para otro día.
  




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