domingo, 15 de enero de 2017

Sierra Caballera, vuelta desde Bentué de Rasal

IXOS MONS
Sierra Caballera
Sábado, 14 de enero de 2017



            El frío paraliza, ralentiza, pero no sólo los fluidos, no sólo en el mundo físico, también en el mental, y sobre todo en el afectivo. Se dice que se enfrían las relaciones personales, de las civilizaciones, de las naciones… En el mundo natural, ya desde el otoño la vida se va replegando hacia el interior, hacia el seno del ser, como preparándose para con más ahínco pasar el invierno. Lo vemos en gran medida en el reino animal, menos en el vegetal, y no tanto en el mineral, que es más resistente. Pero este frío que nos llega, lo hace para recordarnos que formamos parte de este ciclo de la vida, en el que hay momentos de expansión y otros de contracción, momentos de extenderse y otros de replegarse. Pero en cualquier caso hay que mantener viva la llama del amor por las montañas, hay que mantener viva esa pasión que no cesa aun estando por debajo de los cero grados. El mundo de las montañas es inabarcable, si no se dejan unas, otras habrá. Y eso es lo que ha pensado este grupo, que ha buscado en el pre Pirineo lo que en peores condiciones le ofrece el Pirineo.

Listos para la marcha

Por el soto del río, hacia la entrada del barranco Cuna
            Y ahí estamos, con Javier, Toño, Carlos, Silvia, Sara, Blanca, Eva, Manuel y Pepe, dirigiéndonos a Bentué de Rasal, enclavado entre el paco de la sierra de Caballera y la solana de la de Javierre. Entre éstas y las más orientales de Bonés y Peiró-Gratal, se encuentra la divisoria de aguas entre el Isuela y el Flumen que marchan al Alcanadre, y el Garona, que vierte en el Gállego. Hoy hemos puesto el punto de mira en esa sierra de Caballera, que ampara por el norte a este pequeño y callado valle, y se solaza mirando a la tierra llana de la Hoya de Huesca. Y pudiéndolo hacer, no lo hemos hecho. No nos hemos aupado a ella, sino que la hemos rodeado como queriendo tejer una amplia bufanda para que sienta nuestra presencia.

Barranco Cuna

Collado los Pozos
            Bentué de Rasal, ocho y media de la mañana, dos bajo cero. Diez personas que salen más deprisa que despacio desde esa plaza donde la fuente de San Cristóbal ofrece sus mejores aguas. Nos incorporamos al GR 1 o Sendero Histórico, que cruza nuestro territorio aragonés, en forma de paralelo, atravesando territorios con alto contenido histórico, como apela su nombre. Concretamente, estaríamos en la etapa de Arguis a Bolea. Pues ahí vamos, en esa dirección. Las cumbres nevadas de los montes cercanos nos miran con asombro mientras cruzamos el cauce del Garona y nos vamos metiendo en el barranco Cuna, que vamos dejando ahí en ese lugar que se ha ido excavando durante siglos, milenios, mientras nosotros vamos tomando altura por un zigzagueante sendero que nos va acercando al vuelo de un puñado de buitres que se han lanzado en busca de las térmicas, creemos que sin encontrarlas todavía.

Recinto del pozo
Pozo de nieve
            El trazado se suaviza llegando a una amplia collada, collado Los Pozos, vemos en algún mapa, otrora puerto de finos pastos y bancales que el tiempo y el olvido van fagocitando. Sin salir del término, justo antes de llegar al de La Sotonera, cuya capitalidad ejerce Bolea, encontramos en un sombrío, como no puede ser de otra manera, un pozo de nieve en buen estado. Aquí confluimos con el Sendero Natural de la Hoya de Huesca, en un tramo que también une Bolea con Arguis, pero a partir de aquí lo hace por Sarramiana, sin pasar por Bentué. La visita al pozo y sus alrededores es breve, el frío no ofrece otra cosa.

Castillo de Loarre

Riscos que se asoman a la Hoya de Huesca
            Nos metemos al bosque, por una pista que poco a poco nos va dando vista a la soleada Hoya de Huesca, mientras que va abriendo hueco hacia el NW, dejando entrar un helador viento que invita a ir ligeros. Los claros del bosque nos van permitiendo ver los pueblos del llano, y la joya de la corona, ese castillo de Loarre, el románico mejor conservado de Europa, reconocido como BIC y Monumento Nacional en 1906, y a la espera está de engrosar la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO, y que tanto juego dio en la reconquista del territorio.

Un alto en el camino
Senderos emboscados
            Poco a poco nos vamos metiendo en los dominios del Sotón, por barrancos que le rinden, admirando unos riscos calizos que desafían la gravedad y el tiempo. Seguimos tejiendo esa bufanda por entre el bosque repoblado, hasta llegar a otro cruce, donde confluyen los PR-HU 108 (Loarre – La Paúl de Aniés) y PR-HU 109 (Aniés – Rasal), que comunican pueblos y partidas de la redolada. Avanzamos un poco y encontramos una balsa de agua que entendemos contra incendios, en cuyas proximidades nace el barranco Mentiroso, y no le preguntamos por qué; y a continuación una cabaña que bien puede servir de refugio en caso de apuro. Lo que sí nos apura es echar un bocado, que hacemos espaldados a ella, entre el sol y el frío viento.

Vistas del Gran Norte desde las proximidades de la collada Calvé
Rallas del barranco de la Foz de Rortiella
            Continuamos ya por otro tramo de esa pista, hasta que la burlamos por un sendero, que debió ser, y que ahora hay que ir adivinando. Todo ello hasta llegar, entre erizones, a la collada Calvé, donde nos encontramos de nuevo con ese PR-HU 109 que se dirige a Rasal. Aquí se nos abre una extraordinaria vista hacia el Gran Norte, ocupado, muy ocupado, en quitarse de encima ese marrón que lo tiene atenazado, y que para rato tiene. Seguimos por la divisoria, que si no la perdiéramos alcanzaríamos lo más alto de esta sierra Caballera, pero nos desviamos a la izquierda para tomar otro sendero, más vestido todavía que el anterior, y que en poco dejamos atrás el bosque para con vista ya al valle del Garona, ir bajando por un sendero, que nos va metiendo en el llamado barranco de la Foz de Rortiella, que nos ofrece impresionantes rallas al otro lado. Un sendero que se va convirtiendo en camino, y que por su trazado, se ve que ha sido muy utilizado antaño, entendemos que de trasiego entre Bentué y los pastos de altura.

Llegando a Bentué de Rasal
            Finalmente salimos a una pista, que nos conduce ya al mismo lecho del Garona y enseguida al pueblo, tras haber recorrido 20,6 km, en 6 horas de tiempo total, del que casi 5 han sido en movimiento, para salvar un desnivel cercano a los 1.000 metros acumulados D+. Un desnivel importante, pero que dada la distancia se ha podido salvar con comodidad, en una mañana en la que hemos podido apreciar desde la lejanía el verdadero protagonista de la atmósfera, ese frente que está poniendo al día al Pirineo.




El track, en: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=16113330

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